Es un empleo con apoyo para personas
a las que más les cuesta tener trabajo.
Por ejemplo:
personas a las que les cuesta comunicarse.
El puesto de trabajo no existe,
se inventa para esa persona
pero siempre aporta valor a la empresa
o a la organización que le contrata.
Tiene una metodología propia de trabajo, es decir,
una forma de hacer las cosas muy concreta.
Por ejemplo: tiene que tener
un buen conocimiento de la comunidad,
es decir, del barrio y de las personas que rodean
a la empresa o la organización.
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La inclusión laboral de las personas con discapacidad intelectual presenta todavía muchas lagunas. Los índices de desempleo e inactividad dentro de este colectivo multiplican los de personas con otras discapacidades y son considerablemente más elevados que los de las personas sin discapacidad, llegando a duplicarlos.
Cuando se trata de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que tienen más necesidades de apoyo –es decir, aquellas que junto a esta discapacidad presentan trastornos de la salud mental, movilidad reducida o especiales alteraciones de la comunicación–, la inclusión en los mercados laborales abiertos es casi testimonial.
En España, hay 63.000 personas que necesitan apoyos extensos o generalizados. Es el equivalente de la población de Zamora. Según datos recabados por Plena inclusión en 2016, el 96% de estas personas no accede al mercado laboral: forman parte de esa gran masa que las estadísticas denominan “inactivas” (casi 123.000 personas según los datos de ODISMET). La realidad detrás de estos datos es que estas personas son sistemáticamente excluidas de las oportunidades laborales.
En 2016, Plena inclusión España en colaboración con seis federaciones miembro y entidades que forman la base de este movimiento asociativo, puso en marcha un proyecto de Empleo Personalizado para apoyar a las personas con discapacidad intelectual con más necesidades de apoyo a acceder al mercado laboral, en base a unas metodologías y prácticas que han tenido éxito en el ámbito internacional. Desde entonces esta metodología se ha podido trabajar en la mayor parte de las comunidades autónomas consiguiendo resultados de contrataciones en empresas ordinarias”.
El enfoque de este proyecto es que cada persona con discapacidad intelectual y/o desarrollo pueda acceder a puestos de trabajo en un mercado laboral abierto, y que sea protagonista de todo el proceso de búsqueda de su empleo y de la negociación con la empresa. El papel de nuestros profesionales de apoyo en este ámbito es indagar en su historia personal, identificar su “genio personal”, sus talentos ocultos, y haciendo de esta búsqueda un proyecto común con la persona. Esta indagación se hace, por tanto, a partir del capital social de la persona y de cómo usa la comunidad y su entorno más cercano.
Desde Plena inclusión entendemos el empleo como una herramienta de trasformación social que lleva a la construcción de entornos laborales abiertos, accesibles e inclusivos. Creemos en las posibilidades y los talentos de TODAS las personas porque toda cada una de ellas tiene una capacidad para el empleo y el derecho de ejercerla. Lo que se necesita es proveer los apoyos y generar las oportunidades para que las oportunidades de empleo existan.
Desde Plena inclusion invitamos a empresas innovadoras que quieran apostar con nosotros #Todoal27, identificando necesidades operativas no cubiertas para crear situaciones únicas. Queremos impulsar un cambio de rol profesional enfocado a generar oportunidades laborales, crear empleo en los entornos de las personas, dar soluciones y ofrecer servicios de consultoría a empresas que quieran transformar sus procesos de gestión humana.
Junto a ello, reivindicamos estudios e informes que recojan y analicen datos estadísticos de las personas con más necesidades de apoyo y cómo cumplen las empresas su obligaciones con la sociedad, porque para trasformar la realidad antes tenemos que conocerla.