Michelle Alonso es una nadadora con discapacidad intelectual.
Michelle ha ganado la medalla de Oro en braza
en los Juegos Paralímpicos de Río 2016.
En los de Londres 2012 ya logró la misma medalla
pero esta vez ha batido el record paralímpico.
El comité Paralímpico ha nombrado a Michelle
abanderada en la Clausura de los Juegos.
Michelle ha desfilado con la bandera de España
en esta Ceremonia.
España ha logrado 31 medallas
y queda en el puesto 11 en el medallero de los Juegos.
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La nadadora canaria con discapacidad intelectual Michelle Alonso tiene muchas cosas que celebrar: acaba de revalidar en los Juegos de Río su medalla de Oro de Londrés 2012, logrando además un nuevo record paralímpico en su categoría. Además, ha sido elegida por el Comité Español como abanderada de nuestra delegación en la ceremonia de Clausura de estos Juegos, retransmitida por Teledeporte (RTVE).
La nadadora tinerfeña de 22 años pertenece a la Federación Española de Deportes de Personas con Discapacidad Intelectual (FEDDI), fue la única representante española que desfiló con la enseña nacional, ya que en la clausura sólo lo hace un representante de cada país y no la delegación completa como sucede en la ceremonia de inauguración.
La delegación española ha quedado en undécimo puesto en el medallero de estos Juegos, con un total de 31 medallas (9 oros, 14 platas y 8 bronces) en seis deportes: atletismo, baloncesto en silla de ruedas, ciclismo, natación, tenis de mesa y triatlón. Con este resultado, España mejora su actuación con una medalla de oro más respecto a los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, en los que acabó decimoséptimo en el medallero (8 oros, 18 platas y 16 bronces).
La gala de Clausura de los Juegos de Río 2016, que ha podido seguirse en España a través de Teledeporte a partir de la 1 de esta madrugada, contó con comentarios en directo a cargo de Pere Ferreres y Mario Ojuel y la colaboración de Luis Leardy, ex nadador paralímpico y director de Comunicación del Comité Paralímpico Español. Junto a diversas actuaciones musicales, incluyó los ritos tradicionales de una clausura, como el traspaso de la llama paralímpica de Río 2016 a Tokio 2020 o el apagado del pebetero que pone punto y final a los Juegos cada cuatro años.