Recuperación del ejercicio de los derechos de ciudadanía tras la pandemia de la Covid-19

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Durante el último año, hemos podido observar como entraban en conflicto dos concepciones de lo que se considera deseable para las personas a las que apoyamos: su seguridad (protección contra el COVID-19) y la posibilidad de disfrutar de una vida satisfactoria y con significado.

Aspiramos a mantener un equilibrio entre estas dos concepciones de vida buena, pero, sin duda, las creencias de lo que es bueno o no para las personas, las prioridades organizativas, el miedo o el desconocimiento han dificultado encontrar el equilibrio adecuado entre ambas perspectivas.

En estos momentos de ir recuperando cierta normalidad, es importante conectar con la razón de ser de nuestras organizaciones, procurar una vida digna y plena a las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Cualquier actuación que no tenga como referencia este bien interno convierte a nuestras organizaciones en ilegítimas. Habrá que hacer acomodaciones para adaptarse a las diversas circunstancias, tanto a nivel estructural, presupuestario, organizativo, etc. Pero no podrá perderse de vista que todas las actuaciones deberán estar orientadas por la defensa de la dignidad y los derechos de las personas con discapacidad, procurando las condiciones necesarias para que puedan desarrollar sus proyectos de vida buena.

Sin embargo, sabemos que no todo lo que deseamos o a lo que aspiramos es posible en estas circunstancias. Sabemos que existen muchos conflictos de valores en la recuperación de la vida cotidiana, por ello os proponemos, en el documento ‘Recuperación del ejercicio de los derechos de ciudadanía tras la pandemia de la Covid-19’, algunas reflexiones y recomendaciones éticas que pueden ayudar en la toma de decisiones en alguna de estas situaciones.

Enlace al artículo del Comité de Ética de Plena inclusión.