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Especial sobre innovación

Número 489. Octubre de 2024

Vuelve el Estado emprendedor

Stefan Meyer, consultor en innovación social y políticas de bienestar
Stefan Meyer, consultor en innovación social y políticas de bienestar

Contexto histórico reciente de la innovación social

En los años 50, en Europa, y más tarde en España, se crearon los sistemas de bienestar.

Estos sistemas respondieron a 2 grandes crisis:

  1. La económica de los años 20.
  2. La política de los años 30.

Después de las guerras que devastaron Europa,
se inventaron sistemas de protección social.
Eran sistemas muy sólidos y burocráticos.
Por ejemplo: sanidad, educación, empleo o ayudas mínimas.

Los nuevos retos

Hoy en día, los problemas son más complicados.
Algunos ejemplos son:

  • La soledad.
  • El empeoramiento de la salud mental de los jóvenes.
  • La falta de ayuda en los cuidados.
  • La convivencia en barrios muy diversos.
  • Los efectos del cambio climático,
    como tormentas o calor extremo.

Las respuestas del pasado ya no son suficientes

Para los problemas actuales,
las soluciones del pasado no sirven.
Por eso, hay que añadir algo nuevo
a los sistemas que ya existen.

Una nueva idea es el modelo de misión.
Este modelo busca un objetivo,
pone dinero para lograrlo,
y junta a muchas personas para trabajar en equipo.

Así, los actores públicos y privados
piensan juntos soluciones.
Primero las prueban y, si funcionan,
las convierten en parte del sistema público.

El Estado es quien organiza esta misión,
pero necesita ayuda de empresas y organizaciones sociales.

Innovación y Estado del Bienestar

Antes, la innovación social parecía un esfuerzo
que la sociedad hacía sola,
cuando el Estado ya no podía ayudar.

Esto empezó en los años 80,
con políticas que quitaban poder al Estado.
Después de la crisis de 2008,
se pidió a emprendedores sociales
que hicieran el trabajo del Estado.

Hoy, la innovación social no sustituye al Estado,
sino que lo complementa.
Esto crea relaciones nuevas entre:

  1. El Estado.
  2. Las ONG y organizaciones sociales.
  3. Las empresas privadas.

¿Qué hace el Estado?

  1. Escucha los problemas.
  2. Inicia proyectos y pone dinero.
  3. Pide la colaboración de otros.

Las organizaciones sociales
no solo dan servicios,
sino que también experimentan con ideas nuevas
y participan en las decisiones políticas.

Las empresas privadas
deben pensar en el futuro,
más allá del beneficio inmediato.

Por último, la comunidad local es clave,
porque cada lugar tiene sus propias redes y problemas.

Innovación social en un mundo global

Las innovaciones sociales actuales
combinan las tendencias globales
con soluciones locales.

Este enfoque crea un nuevo tipo de liderazgo:
una persona que no promete volver al pasado,
sino que propone buscar soluciones juntas.

Las soluciones necesitan historias que ilusionen,
que muestren que hay un futuro mejor.

Stefan Meyers: "El Estado emprendedor vuelve"

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El Estado emprendedor vuelve. En los años 50, en Europa, y un poco más tarde en España, creamos sistemas de bienestar. Estos respondieron a crisis anteriores: la económica de los años 20, y la política de los años 30. Después de la devastación del continente, inventamos sistemas sólidos y burocráticos de protección social: sanidad, educación, empleo, ingresos mínimos etc. Hoy en día surgen nuevos retos más complejos. Entre otros, la soledad, la destrucción de espacio de deliberación democrática, la epidemia de la salud mental de la juventud, la crisis de los cuidados, la gestión de la diversidad del vecindario, la inocente desprotección ante los impactos de fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. Pero hay otras.

Las respuestas de ayer se quedan cortas. Se tiene que erigir otra capa de protección sobre los sistemas existentes. Ante este escenario, una serie de estrategas de políticas públicas abogan por un nuevo modelo: el de la ‘misión’. Se nutre de antecedentes históricos como el ‘Manhattan Project’ (la bomba atómica) o ‘Apollo Project’ (el alunizaje). El ‘enfoque de la misión’ define un reto, pone dinero y alinea actores de distintos ámbitos para que inventen soluciones, las comprueben y definan las condiciones para incluirlas en la cartera de la respuesta pública. Este enfoque confía en fijar democráticamente el escenario de amenaza, pone el peso del Estado – legislación, presupuesto, y comunicación – y llama a actores no gubernamentales a colaborar en la ideación de nuevos modelos.

La innovación social, durante mucho tiempo, se ha percibido como un supuesto fortalecimiento de una ‘gran sociedad’ que viene al rescate de estos problemas sociales a los que el Estado de Bienestar ya no llega. Este llamamiento a la iniciativa social ha sido iniciado por el giro el neoliberal en los ochenta que desconfiaba a cualquier intervención pública, y ha sido reforzado por la crisis de 2008, en la que se llamaba a la iniciativa de emprendedores sociales para que sustituyeran al menguante estado de bienestar social. En contra de esta contraposición entre Estado y actores no-gubernamentales, el nuevo paradigma de la innovación social crea nuevas relaciones entre los actores.

El Estado tiene que, primero escuchar y luego invertir; las organizaciones de la sociedad civil se tienen que transformar de meros proveedores de servicios en partícipes en la deliberación política y experimentadores en el terreno; y la empresa privada debe alejarse del beneficio a corto plazo para formar parte de la construcción de nuevos servicios y productos del mundo en que vamos a vivir. Este triangulo entre Estado, ONG y empresa privada, además tiene que contar con el contexto territorial: las redes comunitarias en cada lugar son únicas y clave del éxito.

Muchas de las innovaciones sociales de hoy en día incluyen tanto un reconocimiento de una tendencia global, como su articulación muy concreta a un nivel micro-territorial. Todo esto también significa un nuevo perfil de actor político ante la inseguridad. La ciudadanía, ¿a quién va a creer? ¿a alguien que diga ‘volvamos a los buenos tiempos’ o ‘no sé qué hacer, pero lo vamos a buscar conjuntamente’? Es por eso por lo que las nuevas soluciones que genera la innovación social se tienen que dotar de un relato que demuestre que hay futuro, un futuro que vale la pena.

Stefan Meyer

Consultor en innovación social y políticas de bienestar
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