Innovación social en Escocia: una experiencia trasladable a España
En Escocia, las personas con discapacidad intelectual viven en su comunidad
y comparten espacios con sus vecinas y vecinos.
Además, utilizan los recursos de su barrio:
- Tiendas.
- Centros culturales.
- Polideportivos.
- Centros de salud.
En España, se está avanzando en esta dirección
gracias a proyectos como los de Plena inclusión.
Sin embargo, necesitamos ajustar los apoyos
a las metas y al plan de vida de cada persona.
¿Qué diferencia a Escocia?
En Escocia existe una Ley de Apoyos Autodirigidos.
Esta ley garantiza que las personas reciben
apoyos personalizados y flexibles.
¿Cómo funciona?
- Se asigna un presupuesto adaptado a las necesidades.
- Las personas deciden en qué gastar ese dinero,
según sus gustos y necesidades.
En España, la Ley de Dependencia
financia plazas y servicios de manera menos flexible.
Esto dificulta ofrecer apoyos personalizados
en barrios y contextos naturales.
¿Son los presupuestos autodirigidos una buena opción?
Sí. Estos presupuestos permiten:
- Decidir sobre la propia vida.
- Alcanzar objetivos personales.
- Desarrollar confianza, habilidades
y mayor participación en la comunidad.
Además, para garantizar su éxito,
es importante que las organizaciones
den apoyo de calidad y validen
las preferencias de las personas.
¿Cómo encajan estos presupuestos en Plena inclusión?
Encajan bien.
Ya hay asociaciones donde las personas con discapacidad:
- Eligen sus actividades.
- Organizan sus horarios.
- Utilizan los recursos de su barrio.
Esto fomenta la vida en comunidad
y empodera a las personas para ser protagonistas
de sus decisiones.
¿Qué papel juegan las administraciones públicas?
Las administraciones tienen un reto:
demostrar que este modelo es posible.
Para conseguirlo, es necesario:
- Hacer proyectos piloto que adapten
el modelo a la realidad española. - Garantizar financiación flexible.
- Formar a los profesionales,
para que sepan aplicar los cambios.
Cuando se logre esto,
las políticas públicas podrán garantizar
un entorno inclusivo y respetuoso,
que promueva la autonomía de las personas.
Elvira Moreno: "Vivir en comunidad facilita la inclusión"
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De las experiencias que conociste en Escocia respecto a la innovación social. ¿Cuál crees tú que es más trasladable a la realidad española?
La experiencia más trasladable, y de hecho ya se está llevando a cabo como proyecto de innovación social desde Plena inclusión, es que personas con discapacidad intelectual y del desarrollo vivan en su comunidad y compartan espacios con los vecinos del barrio. Además, que utilicen los recursos que tiene en su zona, como pueden ser las tiendas, el centro cultural, el polideportivo, el centro de salud…
Tanto en España como en Escocia creemos en los derechos de las personas con discapacidad intelectual a decidir sobre sus vidas y a contar con los apoyos que necesiten para que esto sea posible. En este sentido, en España necesitamos repensar los apoyos, que deben ajustarse a las metas y al plan de vida de las personas.
La diferencia más llamativa es que Escocia cuentan con una Ley de Apoyos Autodirigidos, que garantiza que las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo reciben apoyos personalizados a través de presupuestos ajustados. Se trata de dotaciones económicas con las que las personas elijen lo que quieren, según sus gustos, aficiones o necesidades. Por su parte, la Ley de la Dependencia en España es un sistema de financiación por plazas y servicios; no es una financiación tan flexible como la escocesa, que permite prestar los apoyos en la comunidad, en barrios y en contextos naturales.
¿Son los presupuestos autodirigidos una buena alternativa para empoderar a las personas con discapacidad?
Sin lugar a dudas. Estos presupuestos están pensados para potenciar la capacidad de elección de la propia persona con discapacidad intelectual y del desarrollo. Además, hay que garantizar que se utilizan para alcanzar los objetivos establecidos en el plan de vida de la persona. Por eso conviene contar siempre con el apoyo de las organizaciones como proveedores de servicios, que ratifiquen las preferencias de las personas y garanticen que los servicios sean de calidad. También cabe destacar que los presupuestos autodirigidos permiten a las personas ser los protagonistas de sus vidas, promoviendo su confianza, desarrollo de habilidades, mayor participación y autonomía.
¿Cómo crees que encajaría en el modo de trabajar de las entidades de Plena inclusión? ¿Por qué?
Considero que este modo de trabajar encajaría bien en las asociaciones vinculadas a Plena inclusión. De hecho, ya hay entidades en las que las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo deciden cómo quieren que se les apoye. Acuden al Centro de Día, pero confeccionan su propio horario de actividades y las desarrollan en la asociación o en los recursos que ofrece su barrio. Así se fomenta la vida en comunidad y también se impulsa que las personas sean protagonistas de su propia vida, seleccionando y gestionando los apoyos que necesitan para llevar a cabo cada actividad elegida.
¿Y cómo lo asumirían nuestras administraciones públicas?
Tenemos un reto por delante, que es demostrar, con los pilotajes, prototipos y proyectos que se están llevando a cabo en Plena inclusión, que este modelo de Apoyos Autodirigidos es posible, adaptándolo siempre a las características de nuestro país. Una vez que demostremos que funciona, las administraciones ya podrían desarrollar políticas públicas con determinadas garantías. En este sentido, conviene destacar que no consiste sólo en poner en marcha la financiación flexible, sino que debemos formar y capacitar a los profesionales para que la implementación sea eficaz. Y no olvidemos que, de esta manera, las administraciones también promoverían un entorno más inclusivo, respetuoso y autónomo para las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo.