Revista digital del movimiento asociativo Plena inclusión

Especial 60 aniversario

Número 488. Julio de 2024

La gran migración

Luis Cayo Pérez Bueno

Hace no muchos años, los servicios de prensa de la Confederación Plena Inclusión pedían mi opinión sobre el proceso que en ese momento comenzaba de transformar desde dentro la organización para que las familias y las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo estuvieran en pie de igualdad. Impelido por la presión de los medios que siempre te fuerzan a resumir todo, por más complejo que sea, en un lacónico titular, hablaba yo de “la gran migración”. Evocaba así lo oído y visto en esos documentales de naturaleza que emiten los canales televisivos minoritarios en horas de sobremesa, el mayor movimiento de fauna silvestre del plantea, en el que más de un millón de antílopes emigran entre el Serengueti y el Masái Mara, en el Este de África.

Otra gran migración, al menos por sus proporciones mayúsculas, iniciaba Plena Inclusión para convertir una organización de base familiar, de seis décadas de vida, en una entidad social en el que familias y personas fueran parangonables. Hoy, tiempo después, y no sin esfuerzo, ese tránsito, en el plano jurídico, felizmente se ha producido. Plena Inclusión es ya -estatutariamente- una Confederación igualitaria, erigida y soportada por dos sólidas columnas, familias y personas. No es baladí este cambio, que la discapacidad organizada global, saluda efusivamente.

Distintas notas valiosas han acompañado a esta metamorfosis. La primera, que no ha sido obligada o inducida desde fuera, sino querida y promovida desde el interior. Y esto es admirable, por cuanto, como afirmaba el filósofo, cada cosa en tanto que tal quiere perseverar en su ser. Por otros nombres, resistencia al cambio o la comodidad de la inercia, de que todo siga igual. Una organización que activa y pilota su propia transformación emite señales diáfanas de que cuenta con voluntad e inteligencia para llevarla a efecto, pese a las dificultades ingentes del proceso.   

La segunda (nota), que este cambio no es un borrón y cuenta nueva; no cancela el pasado -los sesenta años previos de Plena Inclusión-, como amortizado o prescrito, sino que merced a él, en este presente, es posible introducir un cambio de tamañas dimensiones. Lo precedente (el ser y haber sido hasta ahora Plena Inclusión una organización de base eminentemente familiar) fue la condición, necesaria y suficiente, que en esta coyuntura permite, en línea de evolución positiva que ensancha y enriquece, adquirir sin trastorno la calidad de entidad binaria, de familias y personas, sin desprenderse de nada de valor y ganando el conjunto.

La gran migración, impensable o imposible hasta hace no mucho, se ha realizado, o, mejor dicho, se está realizando. Las familias (de personas con discapacidad intelectual y del desarrollo) comprometidas, activas y organizadas han hecho, y este es la evidencia de su éxito, lo que no tenían en mente en sus planes originarios, a saber: que sus familiares -los tutelados, los asistidos, los protegidos, los representados, en suma- estén en condiciones hoy de ser los agentes de su propia inclusión. Las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo han sido llamadas como protagonistas a escena y ocupan el proscenio, la parte del escenario más próxima al público. ¡Comienza la función!

Luis Cayo Pérez Bueno

Presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI)
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