Revista digital del movimiento asociativo Plena inclusión

Especial sobre salud mental

Número 485. Enero de 2024

Pilar Ávila y Rebeca Sevilla: ‘a veces las conductas son fruto de trastornos de salud, o de factores personales y sociales’

Pilar Ávila y Rebeca Sevilla
Pilar Ávila y Rebeca Sevilla

Plena inclusión dispone de un itinerario formativo
sobre Salud Mental en personas con discapacidad intelectual
y del desarrollo.

En este itinerario participan expertos y expertas
en diferentes ámbitos relacionados con este tema,
como la administración de psicofármacos,
la conducta, el autismo
o la evaluación neuropsicológica.

En VOCES entrevistamos a 2 de estas expertas,
Pilar Ávila y Rebeca Sevilla,
que ofrecieron seminarios dentro de este itinerario.

Pilar, en el Seminario sobre Salud y conducta
hablas de cómo las conductas, muchas veces,
son expresiones de problemas de salud y no sabemos leerlo.
¿Podrías darnos algunas claves a tener en cuenta?

Todas las personas, ante una alteración física sobrevenida,
solemos presentar algún cambio de humor
o alteración del comportamiento
que en general, solemos expresar
en forma de queja oral o manifestación clara
y de fácil interpretación. 

No sucede siempre de la misma forma
en algunas personas con discapacidad intelectual.
Algunas ante las mismas dolencias,
pueden presentar conductas llamadas desafiantes
o » conductas reto».

Éstas pueden ser erróneamente interpretadas
como alteraciones psiquiátricas 
y tratadas como tal, causando una sobremedicación de la persona.

Ante la aparición de este tipo de conductas
o de una alteración de los hábitos normales de la persona
siempre hay que valorar la posibilidad
de que se encuentre un problema órgánico subyacente.

¿Y que tipo de trastornos de salud
pueden estar detrás de estas conductas?

Entre los de tipo agudo más frecuentes y a tener en cuenta
están las causas de tipo digestivo y de la cavidad oral
(caries dental, acidez o dispepsia, estreñimiento,
presencia del helicobacter pylori, reflujo gastroesofágico, etc),
problemas neurológicos (cefalea, convulsiones..)
y respiratorios (neumonía por broncoaspiración, insomnio por apnea del sueño),
osteomusculares (esguinces, contusiones, lumbalgias y dolores articulares),
déficits visuales o auditivos, metabólico endocrinológicos 
y de la esfera genitourinaria
(infecciones de orina, desajustes hormonales,
dismenorrea, metrorragia, abusos sexuales…)
entre otros.

¿Y qué podemos hacer ante este tipo de conductas?

Ante la aparición de conductas desafiantes,
por lo tanto hay que comunicarse siempre con la persona,
dedicándole tiempo, un espacio adecuado y cómodo,
hablándole de la forma apropiada,
adaptando el lenguaje con material de lectura fácil si se requiere
y teniendo en cuenta la diversidad cultural de la persona,
dirigiéndose a ella para explicarle los procedimentos
que se van a realizar,
así como incluyéndole en los planes de salud y de autocura.

Sólo de esta forma será posible prevenir y/o evitar
errores diagnósticos y sus consecuencias
para la persona con discapacidad intelectual,
sus familias y su entorno.

Rebeca, tú en tu seminario dijiste que tener autismo
es como caminar de puntillas alrededor de un dragón

intentando que no se despierte.
Esta metáfora nos gustó mucho ¿la puedes explicar?

Esta metáfora no hacía referencia al autismo en sí mismo,
sino a lo que implica en el día a día de las personas.
Se trata de una metáfora que compartió una mujer
en el espectro del autismo para describir,
y ayudarme a entender y comprender, cómo se sentía.

Las personas en el espectro del autismo tienen un mayor riesgo
de presentar problemas de salud mental
a lo largo de toda la vida.
Y en muchos casos, los factores sociales y los factores personales
en relación con el entorno
tienen un papel muy importante.
Conocer los factores que pueden poner en riesgo
la salud mental de las personas
hacen que podamos anticiparnos y actuar de manera preventiva.  

El “caminar de puntillas alrededor de un dragón”
es uno de estos factores de riesgo para la salud mental
y hace referencia a la sensación de tensión, expectación y nerviosismo
ante el no saber, la incerteza, lo desconocido…
que hace necesario andar con cautela,
con precaución, con miedo y en alerta constante,
buscando señales, indicios, patrones o información
que aporte seguridad sobre lo que se debe hacer para no despertar ese dragón.

En algunos casos, “el caminar de puntillas”
puede tratarse del saber cómo comportarse,
qué decir, en qué momento y cómo, qué hacer y de qué manera,
durante cuánto tiempo…
Esta inseguridad se puede traducir en una supervisión
y chequeo constante, bloqueo, aislamiento
o lo que se conoce como “camuflaje social”
o “enmascaramiento social”.
El término “camuflaje social” o “enmascaramiento social”
hace referencia al comportarse como se espera que lo hagas,
siguiendo modelos, imitando a otras personas
y suprimiendo comportamientos propios,
de manera que sea posible encajar socialmente
y “no despertar al dragón”.
Tanto los bloqueos, que limitan oportunidades,
como el aislamiento, que incrementa la sensación de soledad,
como los esfuerzos para comportarse de una manera aprendida y no natural,
sin poder ser uno o una misma,
generan un importante desgaste y cansancio físico y mental.

En otros casos, “el caminar de puntillas” es el estar expectante
sobre lo que va a pasar, por ejemplo,
dónde se va a estar ese día y con quién,
qué se va a hacer y cómo, durante cuánto tiempo,
si habrá que esperar…
Toda esta incertidumbre generará, nuevamente,
un elevado grado de estrés diario
y la necesidad de buscar todos aquellos elementos
que proporcionen referencias temporales,
orden, rutina y certeza (por ejemplo, realizar las cosas
siempre de la misma manera
o realizar preguntas repetitivas
ante la que se espera la misma respuesta).

Esta necesidad de predictibilidad y la ansiedad,
estrés, esfuerzo y desgaste diario que genera
impactan de manera importante en el bienestar emocional
y en la salud mental de las personas.

¿Y qué podemos hacer como profesionales
ante esta situación?

Escuchar a las personas en el espectro del autismo
será de lo que más nos ayude a conocer,
empatizar y poder comprender cómo se sienten,
qué es lo que más les afecta y qué es lo que ayuda,
orientándonos sobre cómo debe ser nuestro acompañamiento y apoyo.
Escuchar a quienes nos lo pueden contar
será una importante guía para saber
cómo cuidar el bienestar emocional y la salud mental,
también de las personas que no nos lo pueden contar.

Fermín Núñez

Equipo de comunicación de Plena inclusión España
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