Cuatro de cada diez personas con discapacidad intelectual presentan problemas vinculados a su salud mental. Las cifras, sin embargo, no pueden reflejar la dimensión de un problema que no encuentra solución en el sistema público de salud. Y, a veces, tampoco en las organizaciones que. como Plena inclusión, apoyan a las personas con discapacidad intelectual y a sus familias.
«Muchas personas con trastorno de salud mental o discapacidad psicosocial, intelectual o cognitiva no tienen acceso a unos servicios de salud mental de calidad, que satisfagan sus necesidades y que respeten sus derechos y su dignidad» denuncia Ramón Novell, psiquiatra experto en salud mental y discapacidad.
«Las personas con discapacidad intelectual son a menudo objeto de vulneraciones de los derechos humanos en el contexto de los servicios de salud mental, por ello es fundamental un cambio de valores, con énfasis en actitudes centradas en la persona, basadas en las fortalezas percibidas» explica Novell, quien colabora desde hace años con Plena inclusión en el desarrollo de proyectos de investigación y formación que capacite a profesionales, tanto del sector sanitario, como del de los apoyos a personas con discapacidad intelectual.
CONDUCTAS QUE NOS PREOCUPAN
Desde Plena inclusión España se ha intensificado, sobre todo en los años posteriores a la pandemia de la COVID, las iniciativas que ponen el foco en el vínculo existente entre salud mental y discapacidad intelectual. «Tenemos la responsabilidad de incidir para que la red pública de salud mental, que se articula tanto en atención primaria como en las áreas de salud mental de cada localidad, se especialice y pueda dar respuestas a situaciones complejas», apunta Inés Guerrero, coordinadora del proyecto de Salud Mental en Plena inclusión España.
Las estadísticas preocupan. Además del dato que señala que el 40% de las personas con discapacidad intelectual tiene asociados cuadros de enfermedad mental, la prevalencia (posibilidad de que se le sea diagnosticada) es entre 3 y 4 veces mayor que la que se refiere al resto de la población. A esto hay que añadir que 1 de cada 5 personas con discapacidad mental toma medicación recetada a patologías psiquiátricas sin tener asociado un problema de salud mental.
«Las sobremedicación», señala Amalia San Román, coordinadora técnica de Plena inclusión España, «se produce por la falta de herramientas disponibles en el sistema sanitario público, así como la ausencia casi total de coordinación y especialización en los diferentes servicios asistenciales».
PROYECTOS 2024
Las acciones que va a desplegar la red de asociaciones de Plena inclusión en 2024, vinculadas a la salud mental y ‘conductas que nos preocupan’ (desde esta confederación se propone usar esta terminología frente a otras que estigmatizan a la persona), tienen como objetivos:
- Mejorar los espacios de coordinación sociosanitaria
- Reducir prácticas restrictivas farmacológicas
- Promover metodologías respetuosas en el apoyo a personas.
Esta tarea contempla formaciones e investigaciones en las que se va a colaborar con:
- Sistema público de salud mental
- Red de Reducción de Restricciones
- BILD
- Fiscalía General del Estado
- INICO
También se prevé que en este año se pueda presentar al Ministerio de Sanidad un proyecto piloto de mejora en la coordinación sociosanitaria sustentado en buenas prácticas derivadas del proyecto ‘Con Buenos Apoyos’.