Revista digital del movimiento asociativo Plena inclusión

Especial sobre salud mental

Número 485. Enero de 2024

Con buenos apoyos

Ramón Novell es el Jefe del Servicio de Psiquiatría en personas con Discapacidad Intelectual en el Instituto de Asistencia Sanitaria en Girona. En este artículo resume un extenso informe que ha realizado sobre los servicios sociales de salud mental, los diferentes niveles de categorización en este ámbito y el cambio de valores al que debemos dirigirnos para prestar un mejor acompañamiento a las personas.

Artículo de Ramón Novell

Una de cada diez personas sufre un trastorno de salud mental, doscientos millones tienen una discapacidad intelectual y se calcula que cincuenta millones tienen demencia. Muchas personas con trastorno de salud mental o discapacidad psicosocial, intelectual o cognitiva no tienen acceso a unos servicios de salud mental de calidad, que satisfagan sus necesidades y que respeten sus derechos y su dignidad.

El derecho a la salud, incluyendo la salud mental, es fundamental para la visión y la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y es el eje de nuestros esfuerzos por conseguir una cobertura sanitaria universal, que tenga en cuenta todas las necesidades de la persona, tanto vinculadas a la salud como a los apoyos para una vida en la comunidad.

Las personas con discapacidad intelectual son a menudo objeto de vulneraciones de los derechos humanos en el contexto de los servicios de salud mental, por ello es fundamental un cambio de valores, con énfasis en actitudes centradas en la persona, basadas en las fortalezas percibidas. Un enfoque integrado, como en el marco biopsicosocial de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF), desarrollada por la OMS en paralelo con la CIE-11, que contempla la salud y la discapacidad tanto individual como poblacionalmente, sintetizando aspectos del modelo médico implícito en el DSM-5 con el modelo social implícito en la CIE-11.

Para hacerlo posible:

  • La interacción entre los servicios sociales y de salud mental es crucial y uno de los principales objetivos a alcanzar en los próximos años. Si ambas redes están insuficientemente equipadas para proporcionar un adecuado servicio, el riesgo de fracaso es muy alto. Cada red debe aceptar su responsabilidad en relación con las necesidades especiales de las personas con DI y enfermedades mentales. El paradigma de atención integrada es especialmente aplicable en la atención a personas con necesidades complejas (entre las que se encuentran las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo con alteraciones de la salud mental y/o de la conducta), ya que además de presentar con frecuencia necesidades simultáneas de atención de la salud y de atención social, suelen necesitar atenciones especializadas y en una intensidad y frecuencia superior a la que habitualmente precisan las demás personas

• Es necesario un alto nivel de formación y de coordinación entre los diferentes servicios si se quiere evitar una innecesaria presión sobre los usuarios, sus familias y las personas que los cuidan.

Lee el artículo completo sobre buenos apoyos.

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