Todas las personas queremos que nuestras asociaciones sean entornos amigables y acogedores para los profesionales, las personas con discapacidad y las familias. Sin embargo, el día a día del movimiento asociativo nos impide afrontar la adecuación de los espacios como nos gustaría: de forma integral y con conocimiento sólidos para guiar nuestras actuaciones.
Nuestras entidades tienen un aspecto, un orden de espacios y usos y unas señalizaciones tan diversas. Las usuarias y usuarios son los más afectados por esta disparidad de soluciones se resiente en su día a día al enfrentarse a un entorno en muchos casos poco acogedor.