Plena inclusión impulsa la creación de 11 servicios de empleo especializados en apoyo en los procesos de envejecimiento

una mujer atiende a una persona mayor con discapacidad - foto dincat
Una mujer atiende a una persona mayor con discapacidad. Foto: dincat

Plena inclusión España
está impulsando la creación
de servicios de empleo especializados.

Esos servicios apoyan
a las personas con discapacidad
cuando al hacerse mayores
pierden capacidades para trabajar.

Es decir, cuando te haces mayor
te puede costar más
hacer ciertas tareas del trabajo.

Por ejemplo: levantar peso,
recordar cosas
o relacionarte con las personas.

Los servicios empiezan en entidades
de 11 comunidades autónomas.
El proyecto incluye formación
para profesionales y familiares.

Además, se ha hecho un estudio
que alerta de la falta
de servicios y buenas prácticas
sobre este tema en España
y otros países.

Otra investigación desarrolla
una herramienta con preguntas
para reconocer a tiempo
que esto pasa
y poder poner soluciones.
Esa herramienta se llama Prolab76.

Es importante que todas las personas
puedan tener un trabajo
que acabe de forma saludable
en una buena vejez.

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  • Una investigación -que forma parte del proyecto- alerta de la falta de buenas prácticas y de este tipo de servicios, en España y otros países, ante situaciones de deterioro de las competencias en el ámbito laboral.
  • La confederación ve necesario reforzar la intervención en los servicios de prevención de la salud en el trabajo para identificar procesos de deterioro precoz y apoyar la buena vejez y el envejecimiento activo.

Plena inclusión España está impulsando la creación de servicios de empleo especializados en apoyo en los procesos de envejecimiento de personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en entidades de 11 comunidades autónomas. La acción forma parte de un ambicioso proyecto que incluye una investigación para detectar el deterioro laboral precoz, identificación de buenas prácticas, diseño y puesta en marcha de servicios y diseño e impartición de formación.

Tras una convocatoria abierta a las entidades de Plena inclusión, se seleccionó a 11 entidades, que forman parte de las federaciones del movimiento asociativo: Asprodisis (Andalucía), Asociación Utrillo (Aragón), Amadip Esment (Baleares), Down Toledo (Castilla-La Mancha), Grupo Aspanias Fundación CISA (Castilla y León), PRODIS (Cataluña), Fundación Síndrome de Down de Castellón (Comunidad Valenciana), APNABI Autismo Bizkaia (Euskadi), Asprodema (La Rioja), Fundación Inlade (Madrid) y Tasubinsa (Navarra).

A través de la metodología de “design thinking”, las entidades participantes han diseñado los nuevos servicios que se han testeado y se podrán en marcha a finales de octubre. El tipo de servicios dependen del tamaño de la entidad y el número de personas a las que apoya que están en un proceso de envejecimiento laboral precoz. Cuando hay pocos casos, por ejemplo, se les ofrece charlas de sensibilización sobre el tema, asesoría legal o actividades de envejecimiento activo. En el caso de servicios más estables y amplios, se realizan actividades de prevención, conexión con la comunidad para promover un ocio inclusivo, apoyo personalizado para mantener el trabajo, adaptaciones de puestos de trabajo o reducción de jornada, entre otros.

El objetivo es “acompañar el proyecto de vida laboral de cada persona con discapacidad intelectual o del desarrollo transitando de manera más saludable posible a una buena vejez”, asevera Silvia Muñoz, responsable del proyecto en Plena inclusión. Se trata de pasos vinculados a “cumplir los derechos de las personas con discapacidad, tal y como señala la Convención Internacional de Naciones Unidas que España ratificó en 2007”.

Identificar el deterioro precoz y buenas prácticas

Como parte del proyecto, las entidades participantes deben utilizar la herramienta “Prolab 76” desarrollada por el INICO, el Instituto Universitario de Integración a la Comunidad. Se trata de una herramienta que -a través de preguntas- ayuda a detectar el deterioro laboral precoz en las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo. Ese deterioro puede producirse en muchos ámbitos como el físico, de relaciones sociales, psicológico o cognitivo.

Los datos de las entidades participantes están sirviendo para mejorar la fiabilidad de dicha herramienta, que estará lista en 2024.

También como parte del desarrollo, a través de la revisión bibliográfica, se ha realizado un estudio que se publicará a finales de año. De él se extrae la falta de buenas prácticas y servicios como estos no solo en España, sino también en otros países.

Formación para profesionales y para familias

Otra actividad del proyecto es el diseño de formación para dos perfiles diferentes: profesionales y familiares. Ambas están siendo testeadas por las entidades participantes y se mejorarán con las aportaciones que realicen tras las pruebas. “La idea es que haya suficientes recursos para que otras entidades puedan abordar este tema: puedan tener materiales formativos, buenas prácticas de las que aprender y usar herramientas como “Prolab 76” para crear sus propios servicios de acompañamiento en el envejecimiento”, indica Silvia Muñoz.

El proyecto que coordina Plena inclusión, la confederación que agrupa a 950 asociaciones que defienden los derechos de más de 150.000 personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, y de sus familias, recibe financiación de BBVA y Fundación ONCE.

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