Plena inclusión Asturias
ha dado un reconocimiento
a Mar Baeza
por sus 20 años de trabajo.
Mar Baeza es la persona
que atiende al teléfono
en Plena inclusión España.
Así que es ella una forma
en la que muchas personas
conocen y entran a las asociaciones
de Plena inclusión.
Muchas personas conocen su voz.
Ella se siente agradecida
por el reconocimiento.
Mar Baeza empezó en 2003
unas prácticas de un curso de telefonista.
Entonces le hicieron una entrevista
para trabajar en Plena inclusión
y desde entonces trabaja aquí.
En este tiempo,
han cambiado muchas cosas.
Por ejemplo, ahora recibe
más mensajes por internet
que llamadas por teléfono.
También recuerda otro cambio:
que antes Plena inclusión
se llamaba FEAPS.
Es algo que afectó mucho a su trabajo
porque al coger el teléfono
pasó de decir:
«FEAPS, buenos días».
A decir:
«Plena inclusión, buenos días».
Ella misma tuvo que
aprender y recordar el nuevo nombre.
Y también mucha otra gente.
A ella le gusta mucho su trabajo:
atender y ayudar a las personas.
En marzo, por el Día de la Mujer,
dedicamos este vídeo a Mar:
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Mar Baeza recibió el pasado viernes un reconocimiento de Plena inclusión Asturias por 20 años de «trayectoria profesional llenos de amabilidad y de buen hacer».
Baeza forma parte del equipo de recursos de Plena inclusión y es quien, históricamente, y con un estilo cordial y personal que la caracteriza, ha atendido al teléfono de la centralita de Plena inclusión, convirtiéndose así en la puerta de entrada y conexión de muchas personas al movimiento asociativo.
En su intervención durante el acto de la federación asturiana, Baeza recordó a nuestra compañera Carmen Valdehita, que descanse en paz, y ha dicho que se considera a sí misma «una persona que, después de más de 20 años, sigue disfrutando de su trabajo».
El reconocimiento se lo entregó Clara González, presidenta de la federación, como veis en la imagen.
Es curioso que muchas personas conocen su voz, pero no la han visto en persona. Para que la conozcan mejor, y como forma de reconocimiento, charlamos con Mar Baeza en una conversación que, como veréis, está llena de humor y cariño, como muchas de sus llamadas.

¿Cómo te sientes ante el reconocimiento?
Normal, pero agradecida. No me lo creo. No lo esperaba. No sientes que te merezcas un premio por el trabajo diario que te gusta. Pero vamos, sobre todo, me siento agradecida.
Es un premio a la trayectoria, ¿cuándo empezó todo?
En el año 2003 empecé las prácticas del curso de telefonía de ONCE en su Consejo General. Me llamó mi profesora y me dijo que necesitaban una telefonista en un sitio y me querían hacer una entrevista.
Cuando llamé, me contestó Rosa García. Una anécdota divertida es que, como antes Plena inclusión se llamaba FEAPS, y yo no conocía esa palabra, lo entendí mal. Pensaba que iba a hacer una entrevista para trabajar en CEAC, el famoso centro de formación a distancia. Así que, cuando llegué a la oficina, tampoco sabía si estaba en el sitio correcto.
Rosa corrigió el error y pasé a hablar con Carmen Valdehita. Solo tuvimos 2 minutos de conversación, cuando me dijo: «no necesito más. Lo que tenía que ver, ya lo he visto». Fue una conexión inmediata. Así que empecé el 1 de julio de 2003.
Yo entiendo que mi misión es intentar ayudar al máximo a la persona que llama. Contestar amablemente e intentar solucionar.
En este tiempo, ¿tu trabajo ha evolucionado?
Mi trabajo sigue siendo parecido. Eso sí, hay mucha menor atención telefónica, ahora llegan muchos mensajes por mail, por WhatsApp, por canales de internet.
Cumplimos 60 años ya, tú llevas 20. ¿Qué hito de la historia te ha marcado más?
El cambio de nombre es el que más me afectó. Me tuve que acostumbrar de decir «FEAPS, buenos días» a «Plena inclusión, buenos días» (Risas). Antes parece que insultaba a la persona, que le llamaba fea. (Risas de nuevo.)
¿Tienes tareas preferidas o alguna que te cuesta más?
Lo que más me gusta es charlar. Estar con el auricular. Tanto mi profesora como Carmen lo vieron claro: «esta que es una charlatana». (Risas.)
También mencionaste a Carmen en tu discurso durante el acto en el que la federación te entregó el reconocimiento.
Para mí, si ella no hubiera visto algo, lógicamente yo no hubiera estado aquí. Mi trayectoria en este equipo no hubiese sido. Quizá estaría en otro sitio o no tendría trabajo.
Recuerdo su mirada. Llevaban bastantes entrevista y fue el momento en el que conectamos.
Siempre me acordaré de ella porque es la que ha hecho posible que conozca a tanta gente.
Al final, también eres como una seña de identidad de Plena inclusión. Algo así como «la voz».
Es cierto que muchas veces cuando llaman, les informo, les derivo. Al final abres la puerta a otros sitios.
Yo entiendo que mi misión es intentar ayudar al máximo a la persona que llama. Contestar amablemente e intentar solucionar.
Además, eres una persona con discapacidad que trabaja en una entidad sobre discapacidad. ¿Qué reflexión puedes compartir al respecto?
En 2003, el tema de la inclusión laboral no estaba tan avanzado socialmente . Me presentaba con 35 años, con 2 hijas pequeñas, con una discapacidad visual bastante aguda, con estudios básicos y un curso de telefonía.
Yo quería trabajar, pero no tenía todas conmigo. al final, tanto yo como mucha gente con discapacidad lo que demostramos es que hay muchas cosas que podemos hacer.
Me dieron una oportunidad, la cogí y no la suelto.
Me dieron una oportunidad, la cogí y no la suelto.
En ese aspecto, ocurre algo en este equipo que me causa una sensación de inclusión: mucha veces ni siquiera os acordáis de que tengo discapacidad visual.
Alguien me enseña algo, le digo «no lo veo» y me responde «ay, que no me acordaba, perdona».
Ahí es cuando se nota que es un equipo inclusivo.