«Los niños pequeños son inclusivos por naturaleza, solo el tiempo y la desinformación hacen que dejen de serlo»

Recientemente Plena inclusión ha publicado "Flip & Flop, un cuento sobre la inclusión" que su autora e ilustradora ofreció a esta organización desinteresadamente. En esta entrevista publicada en nuestro VOCES 443 explica qué le motivó a escibirla y dibujarla, y nos ofrece algunas de sus claves para la inclusión educativa.

¿Qué le animó a emprender un proyecto como el de Flip & Flop?

Yo siempre he escrito y dibujado, y desde que tuve niños siempre quise dibujarles un cuento. Pero luego llegó el diagnóstico de Nico y hubo que dejarlo todo a un lado; el autismo arrasa con todo y hay un duelo muy largo que afrontar hasta que después se convierte en una militancia, casi en una forma de vida. De pronto me volvió apetecer dibujar un cuento en un momento en el que además me parecía importante aportar de alguna manera mi grano de arena en el tema de la inclusión y no sabía bien cómo. Entonces pensé que todas las campañas sobre inclusión suelen ir enfocadas a adultos, que actuamos siempre como intermediarios entre los niños, quizá sin tener en cuenta que en un futuro será suya la labor de normalizar la discapacidad y crear una sociedad más justa. A veces subestimamos su inteligencia emocional y queremos forzar la integración cuando lo ideal sería dotarlos de la información y herramientas adecuadas para permitir que se produzca de manera natural. De poco sirve intentar obligar a un niño a aceptar y jugar con “el que siempre tiene rabietas” o “el que no habla” si no comprenden el porqué de las rabietas o de ese silencio y no ofrecemos alternativas eficaces a ambos obstáculos: por ejemplo, aprender a usar la imagen como sustituta de la palabra, al igual que hacen Flip y Flop.
 
¿Qué le gustaría conseguir con esta publicación?
 
Me gustaría decir que pretendo conseguir terminar con la discriminación, con las miradas de incomprensión que suscitan ciertas conductas en el autismo o con el aislamiento social en el que a veces caemos las familias, pero me conformo con haber creado una ficción bonita, una herramienta útil de la que puedan beneficiarse todos los niños con o sin discapacidad. No se trata de explicar el autismo a los niños –ya es bastante insondable para los adultos- sino de promover entornos y conductas amistosas que pueden ser difíciles de conseguir ya sea por la ausencia del lenguaje verbal, las conductas disruptivas y las estereotipias y rabietas que por desgracia acompañan al trastorno en mayor o menor medida según el grado que ocupen en el espectro. Aparte, creo que incidir en esto es una inversión de futuro, ya no solo por las ventajas que supone para el niño autista a nivel comunicativo y social sino que además, los compañeros crecen ya empoderados, con el respeto hacia el otro de serie y asumen las diferencias como norma. Los niños pequeños son inclusivos por naturaleza, solo el tiempo y la desinformación hacen que dejen de serlo y si crecen viviendo la diversidad, esta formará parte de sus vidas, lo que contribuirá a evitar las burlas o el acoso escolar en el futuro…

Sigue leyendo esta entrevista en VOCES 443 (página 15 y 16)

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