Ángel Rivière fue una figura muy importante
en la investigación y el conocimiento del autismo.
Sin embargo, murió hace ahora 20 años
cuando aún era muy joven.
En el aniversario de su muerte,
Plena inclusión y el INICO (Universidad de Salamanca)
han querido hacerle un homenaje.
Han invitado a personas que le conocieron
y a otras personas que han aprendido de él
a contar por qué fue importante en sus vidas.
Plena inclusión ha publicado
todos estos textos en su página web
dentro del Proyecto Siglo Cero.
Puedes leer todos estos textos y comentarlos.
Versión en lectura difícil
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Familiares, amigos, alumnos y alumnas, personas con TEA y profesionales que no le conocieron en persona, pero que han querido reconocer su impronta y su legado… El profesor Ángel Rivière se convirtió en una referencia en el ámbito del autismo antes de que su vida se viera truncada ahora hace 20 años. Plena inclusión y el INICO (Universidad de Salamanca), han querido hacerle un homenaje a través del proyecto Siglo Cero, invitando a todas estas personas a contar a través de textos breves cómo les influyó o qué consideran que tenía de especial la figura de Rivière.
Concebido como un espacio de reflexión sobre lo que el profesor Rivière ha significado para la vida de muchas personas. Bajo el título «Recordando a Ángel Rivière», la web de Plena inclusión habilitó un espacio concreto para agrupar todos los textos hasta el 16 de junio. Ahora, una vez pasado el plazo de realizar aportaciones, en este espacio pueden leerse y comentarse todas ellas. Además los responsables del Proyecto Siglo Cero tienen la intención de publicar de algún modo estos textos como base para un homenaje al autor y profesor.
Ángel Rivière, catedrático de Psicología Cognitiva en la Universidad Autónoma de Madrid, fue una figura clave de la Psicología y de la Educación en España y en Iberoamérica, en el impulso del estudio científico sobre autismo y la promoción de las organizaciones y servicios especializados, así como en el desarrollo de una visión positiva del autismo, sensibilizando a la administración y a la sociedad en general.
Hizo un esfuerzo inmenso con el que logró inspirar a muchas personas inculcando una visión moderna del trastorno del espectro del autismo. Su pérdida tan temprana e inesperada (tenía entonces 50 años) nos privó de lo que su compromiso y su genialidad podría haber aportado a nuestra sociedad para comprender y tratar mejor el autismo en cualquier faceta de la vida, un reto que sigue siendo hoy tan actual y acuciante como lo era hace 20 años.