La comunidad le cambió la vida

Este es el relato de la vida
de Luis Ángel que es es
un joven extremeño con
discapacidad y enfermedad
mental.

En este texto se cuenta
parte de su vida ya que
lo pasó muy mal hasta que
desde Plena inclusión de
Montijo le apoyaron
para que fuera a vivir
a un piso con otras
personas con discapacidad.

El proyecto de vida independiente
en el que está Luis Ángel
está dentro de un gran programa
de Plena inclusión
que se llama Mi Casa y que
tiene pisos en otros lugares
de España.

En este video su hermana
Carmen cuenta la
historia de su hermano.


A Luis Ángel una oportunidad le hizo feliz

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Testimonio facilitado por Plena inclusión Montijo

Os vamos a presentar a Luis Ángel. Él tiene 45 años y es el tercero de cuatro hermanos. Aunque ha nacido y es natural de Don Benito, su vida ha transcurrido entre Don Benito y Santa Marta. También ha pasado temporadas en Puebla del Prior donde vive parte de su infancia, y de donde guarda buenos recuerdos.

Su infancia transcurre con relativa normalidad, y aunque a los 12 años comienza a sufrir crisis epilépticas y a partir de los 30 precisa ayuda por parte de Salud Mental, sus padres pueden ir apoyándole y manejando la situación. No obstante, de forma progresiva conforme sus padres se van haciendo mayores, sus alteraciones van en aumento y la situación de manejo conductual en su casa es insostenible. Es entonces cuando sus padres desbordados por la situación familiar, solicitan ayuda al Equipo de Salud Mental derivando su caso a la UDAC; él tenía en aquel momento 39 años. Él no sabía que no volvería con sus padres y que su vida cambiaría por completo.

3 años después, el equipo considera que ha alcanzado cierto grado de estabilidad, por lo que termina su estancia allí y le derivan al Centro Residencial de Almendralejo, pero no logra adaptarse, se resistía a vivir allí y se encontraba frustrado, lo que provocaba continuos conflictos con otros compañeros y llegaba a agredirles. Era la única forma que conocía para mostrar su insatisfacción porque no paraba de pensar que su familia le había abandonado. Nuevamente, estas dificultades fueron en aumento, incluso en dos ocasiones estuvo ingresado por estas alteraciones y conllevó que de nuevo volviera a la UDAC. Eso supuso para él algo catastrófico, no entendía por qué él no podía tener una vida normal.

Sin embargo, no llueve eternamente y sin esperarlo aparece la oportunidad de cambiar el sentido de su vida, de poder llevar esa vida tan deseada y más normalizada. Y así, en el momento menos esperado, un día cualquiera, tal y como él nos relata “me llaman y me sientan alrededor de una mesa con otras personas que no conocía y que vienen a plantearme que otra forma de vida es posible, una vida en comunidad, en la localidad de Montijo. Era totalmente impensable para mí todo lo que me decían y ofrecían: ¿Qué iba a tener mi propia habitación y no compartiría con nadie? ¿Qué tendría llaves de mi casa? ¿Qué podría comprar y leer el periódico todos los días?… no me lo creía…pero sí, era cierto y en poco tiempo se haría realidad”.

Hoy, un año y medio después, es consciente de todo lo que su vida ha cambiado y ha mejorado gracias al proyecto Mi Casa. En esta vivienda comienza una nueva etapa personal. Convive con otros tres compañeros que ya considera parte de su familia y aunque pueden tener sus diferencias, están aprendiendo a respetarse unos a otros. En esta etapa no se encuentra solo, se he cruzado en el camino con mucha gente dispuesta a ayudarle en los momentos en los que lo necesita y, aunque a veces puede mostrarse irritado, está conociendo otras formas de expresarlo de forma más positiva. Para todo esto, tiene a su lado personas que le cuidan y le acompañan.

En su día a día, Luis Ángel nos cuenta que se siente muy bien con todas las cosas que hace. Por las mañanas, asiste al centro ocupacional. Esto antes era impensable porque siempre ha rechazado ir a un recurso como éste y estar con otras personas con discapacidad. ¡Y míralo ahora!, tiene un montón de amigos y le gusta ayudar a otros compañeros. Ha descubierto que tiene muchos intereses que desconocía, por ejemplo, ayudar a personas mayores y por eso acude a una residencia varias veces en semana, se ha convertido en una actividad que le hace disfrutar mucho y manifiesta que siente que a todos les encanta que vaya. Pero además, como él mismo nos expresa, como le gusta tanto la lectura y siempre iba a comprar el periódico a la misma librería, la persona de la librería le ofreció la posibilidad de realizar unas prácticas allí. “¡Y allí sigo!, nos dice con gran satisfacción Luis Ángel.

Se ha encontrado con una comunidad abierta donde le permiten participar como un ciudadano más. Le encanta ir a comprar y que el dependiente le salude por su nombre, ir a misa donde ya tiene un grupo con el que se relaciona, ¡e incluso el sacerdote ya le conoce!, salir a tomar un café con vecinos o gente del barrio y charlar con ellos…

En fin… podríamos seguir diciendo muchas más cosas positivas, pero todo se resume en lo que Luis Ángel siempre nos repite: “Montijo se ha convertido en mi nuevo pueblo, la vivienda se ha convertido en mi nueva casa y las personas que me acompañan en una parte muy importante de mi vida”. Ojalá en un futuro hablemos de muchas viviendas Mi Casa y que otras muchas personas puedan cumplir su sueño igual que lo he hecho él.

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