¿Cuándo señalar si una persona tiene o no discapacidad intelectual?

En un seminario que organizamos,
una persona protestó porque al presentar a una persona
dijimos que tiene discapacidad intelectual.

Preguntó: ¿por qué hay que decir que tiene discapacidad?

La pregunta es importante.
Es importante pensar cómo usamos las palabras.
Las palabras influyen
en cómo pensamos y cómo actuamos.

Damos 3 ideas importantes:

– Solo hay que decir que una persona tiene discapacidad
si eso es importante para entender la información
o lo que va a contar la persona en un evento.

En la mayoría de los eventos que organiza Plena inclusión
suele ser importante dar esa información.

– Es importante que las personas con discapacidad
hablen y se vean en los actos que organizamos.
Así todo el mundo entenderá mejor
sus ideas y sus problemas.

Para eso es importante decir que tienen discapacidad.
Y también recordar que tener discapacidad no es algo
que deba dar vergüenza o que debamos esconder.

– Es muy importante preguntar a cada persona
cómo quiere que le presentemos.
Debe decidirlo ella.

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Hace unos días, en el chat de uno de los seminarios que organiza Plena inclusión, una persona protestó porque se presentara a una ponente como una persona con discapacidad intelectual. "¿Por qué hay que decirlo?", se indignaba.

La pregunta es importante sin duda. Como comunicadora, uno de los temas que más me fascina y me preocupa a la vez es qué palabras utilizamos para mencionar las injusticias y las causas, y a las personas que les rodean.

Para mí, sin duda, las palabras son fundamentales y afectan a cómo vemos a las personas y cómo actuamos.

En una sociedad ideal, en la que no hubiera ningún tipo de discriminación, las llamadas "etiquetas" no harían falta. No hablaríamos de personas con discapacidad, ni de lesbianas, ni de transexuales, ni de personas sin hogar, ni de inmigrantes. Hablaríamos de personas.

Mencionar cuando es importante para entender

Pero, mientras eso ocurre, ¿cómo llamamos la atención sobre su situación? Resulta que existen decenas de guías sobre cómo utilizar un lenguaje inclusivo, riguroso y respetuoso, que han evolucionado con los años.

La mayoría dan una clave: solo hay que mencionar la discapacidad, la orientación sexual, la identidad sexual, la enfermedad o cualquier otro factor de discriminación cuando es importante para entender la información o el testimonio.

Desde Plena inclusión, en la mayoría de los eventos que organizamos, y con contadas excepciones, será necesario mencionarlo porque precisamente trabajamos en la visibilidad.

Sí que, por ejemplo, personalmente llevo un tiempo preguntándome si debemos continuar utilizando palabras como "profesional" en contraposición a "persona con discapacidad", cuando cada vez hay más profesionales con discapacidad intelectual o del desarrollo que trabajan en las entidades. 

La importancia de la visibilidad

Una de las escenas que más me ha marcado en este aspecto es una mujer negra, lesbiana y mayor (sí, son muchas etiquetas) a la que preguntaban en un documental cuyo título no recuerdo si estaba de acuerdo con las etiquetas. Y ella respondía de forma sorprendente para mí: "¡Me encantan! ¡Menos mal que puedo decir que soy lesbiana ya! ¡Antes era imposible!".

Podemos plantearnos que nombrar lo que somos, o aquello por lo que se nos discrimina, no es vergonzoso, sino digno de orgullo. Y no solo eso: que en otros países y en otras épocas, decirlo sería motivo de reprobación, agresión y persecución. Incluso en España sucede también esto aún hoy para muchas personas transexuales, por ejemplo.

En Plena inclusión nos preocupa mucho la visibilidad en las noticias, en los eventos y en todos los campos donde trabajamos de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, sus familias o el voluntariado. También la paridad en la presencia de mujeres y hombres. Incluso hemos empezado a sacar datos sobre ello y lo reflexionamos mucho.

Por eso me pregunto: ¿cómo visibilizamos la presencia de estas personas si no nombramos su rol o su papel? A veces, utilizamos el término de "persona experta por experiencia", que quizá es demasiado técnico y hasta redundante, pero dice algo claro: están ahí porque al vivirlo saben de lo que hablan, y dan una perspectiva que muchas y muchos profesionales sin discapacidad no podremos aportar jamás.

Último punto: la autodeterminación en cuanto a la identidad

He tenido la oportunidad de colaborar con diferentes personas, grupos o colectivos en reflexionar cómo nombrarse. He colaborado en guías sobre cómo nombrar el voluntariado, la discapacidad y la transexualidad.

Por último, y sobre todo recordando a las personas transexuales, apuntaría una clave más. Precisamente son de las personas que más han sufrido que el resto de la sociedad les imponga cómo se llaman y quiénes son. "Tú no te llamas Antonio, eres Carmen", les espetan. Decidir la propia identidad es algo tan básico que dan ganas de llorar cuando sufres que alguien lo decida por ti.

Así que, para acabar, dejo esta tercera clave: es fundamental preguntar a las propias personas cómo quieren ser nombradas y que cada cual decida.
 

 

olga berrios

Olga Berrios

Responsable de Accesibilidad Cognitiva de Plena inclusión España

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