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2º Encuentro Estatal de Ética de Plena inclusión

28 y 29 de septiembre de 2023. Oviedo (Principado de Asturias)

ÉTICA DE LA INTERDEPENDENCIA

xabier etxebarria

Congreso “EnClave de Ética”
Plena Inclusión, Oviedo 28 y 29 de septiembre de 2023.

Xabier Etxeberria Catedrático emérito de Ética de la Universidad de Deusto.

I. LA ÉTICA: DOS PERSPECTIVAS ENTRELAZADAS

Somos personas capaces y libres: posibilidades → Ética como propuestas en torno a la vida buena, plena, realizada, feliz. Horizontes de vida:

  • Lo que hacemos: proyectos de vida → discernirlos y realizarlos
  • Lo que somos: modos éticos de ser, virtudes, que se expresan en modos habituales de actuar (p.e. amabilidad) → cultivarlos

Somos personas de dignidad “inalienable”: derechos y deberes → Ética como propuestas en torno a lo que debe hacerse. En el ejercicio de la libertad, obligaciones exigibles:

  • El fundamento de la dignidad: somos “valor en sí”, todas las personas, siempre → Ni puro valor medio que otros utilizan, ni disvalor que marginan → Merecemos
  • Las dos caras:
  • la del derecho a exigir respeto de los otros: 1) en negativo (“no me dañes”) y 2) en positivo (“apóyame”);
  • la del deber de respetar a los otros y a nosotros mismos.
  • Los ámbitos en los que se viven: 1) personalmente, 2) en nuestras relaciones, 3) en la sociedad, con sus estructuras e instituciones: principios de justicia.

El entrelazado de las perspectivas:

  • Los derechos y deberes garantizan y “regulan” la realización de las posibilidades de vida plena de todas las personas;
  • Las virtudes “afinan” y alientan la realización de la justicia.

Lo que se tiende a ignorar: la condición humana

  • Somos, todos y siempre, personas necesitadas, dependientes, vulnerables.
  • ¿Cómo vivir la ética en esta realidad de lo que somos? → Ni ética de la dependencia, ni ética de la independencia: ética de la interdependencia
II SOBRE LA ÉTICA DE LA INDEPENDENCIA
  1. Ideal moderno

Lo expresó muy bien Hobbes (s. XVII) con una metáfora: “Consideremos a los hombres como si brotaran de la tierra y, de repente, como hongos, llegaran a la plena madurez, sin ninguna clase de compromiso mutuo”.

Interpretación: Somos hombres independientes en una sociedad liberal:

  • libres, plenamente capaces, autosuficientes (que no deben nada a nadie), separados (individuos);
  • se hacen a sí mismos;
  • sus relaciones, libres y entre iguales, son: de intercambio de bienes, contractuales → Ética de la independencia.

Este ideal puede modular nuestras relaciones personales y profesionales, así como nuestro trabajo en equipo.

  1. Críticas a ese ideal moderno

Primeras críticas, a su aplicación:

  • El ideal, se dice, está muy bien, pero está formulado en la “abstracción”. En la vida real solo salen a la superficie (a ese ejercicio de la libertad) los varones, acomodados, blancos, sin discapacidades.
  • Feminismo, socialismo, antirracismo, anticapacitismo, reclaman: “todas las personas tenemos igual derecho a esa vida independiente”.
  • Lo irrenunciable de la crítica: los derechos de libertad solo tienen autenticidad y sentido cuando en la sociedad se dan condiciones sociales iguales para su ejercicio.
  • Advertencia: Reclamar la independencia a la manera de este ideal moderno liberal puede generar más desventaja para las personas con mayores necesidades de apoyo.

Crítica radical al ideal moderno: ese individuo autosuficiente ni existe ni puede existir:

  • Somos personas, todas y siempre, con necesidades vitales, a todos los niveles, que no pueden satisfacer por sí mismas.
  • Somos, por tanto, personas dependientes de apoyos, de otras personas e instrumentales, para realizarnos: 1) en unos casos, apoyos que, una vez recibidos (p.e. aprender a hablar), se asientan como capacidad en nosotros, pero que no deben ser olvidados ni autoatribuidos; 2) en otros casos, apoyos que, no siendo meramente instrumentales (como p.e. llevar gafas) sino personales, precisan ser reiterados -hacen sostenida esta dependencia-; 3) las concreciones de las dependencias fluctúan entre las personas según sus circunstancias (p.e. crisis personal grave ante una situación de duelo intenso), y en cada persona a lo largo de su vida.
  • Somos, por eso, personas vulnerables, que pueden ser heridas, en su ser y en su capacidad de iniciativa: 1) por el entorno no humano; 2) por los propios humanos; 3) con vulnerabilidades que no podemos afrontar solas -de nuevo, dependencia-
  • Somos, sí, también capaces: 1) con capacidades, todas, que precisan apoyos personalizados para su desarrollo lo más pleno posible; 2) con capacidades, también, para la autorrealización y para apoyar a otras. → Espacios de independencia personal en marcos relacionales y sociopolíticos de interdependencia.

III. ÉTICA DE LA INTERDEPENDENCIA

  1. Reclama ajustes éticos en torno a la percepción de la dependencia
  • Las consideradas socialmente dependencias, asignadas a algunas personas concretas, hacen ignorar las dependencias -de todas- que, estando asentadas en nuestras capacidades, ya no se perciben (p.e. mi dominio del lenguaje) → Hay que tener siempre presente el panorama completo, generalizado y variable, de todas las receptividades que han activado nuestras capacidades. Se verá así lo grande y decisivo que es, lo mucho que todos debemos a los otros en la superación de las dependencias (y la injusticia cometida contra quienes no han recibido los apoyos que precisaban para esa activación de capacidades).
  • Socialmente se percibe la limitación de la dependencia como minus-valor, que afectaría además a la persona como tal –se la identifica con ella-, con una presión social que empuja a la persona a interiorizarlo → Necesidad de no confundir lo valioso en sí (la persona) con menores posibilidades de hacer ciertas cosas concretas.
  • Reconocer la condición de dependientes implica humildad, aceptación lúcida de nuestra limitación. Pero también reconocer la potencial riqueza y gozo de la solidaridad -en el recibir y en el dar- que nos constituye igualmente.
  • Sutil o descaradamente se conexiona en sí la limitación con sumisión a quienes nos apoyan, que a su vez tendrían una relación de dominioExigencia de diferenciar con contundencia dependencia de sumisión/dominación.
  1. Apuntes sobre la ética de la interdependencia
  • La realidad fundamental a lo largo de nuestra vida no es la dependencia ni la independencia, sino la interdependencia, variable en su concreción, en la que ambas se sitúan (p.e. en el bebé hay ya interdependencia con quienes le cuidan).
  • La interdependencia es una constante en la vida humana. Incluso quien domina desde su independencia, está en conexión de interdependencia con la persona dependiente a la que domina (p.e. empleador abusón y empleado). El reto ético está en hacerla expresión de una solidaridad moral en la que el dominio está ausente desde el respeto a la dignidad de todos.
  • Los apoyos persiguen agrandar lo más posible la independencia de la persona apoyada, pero deben hacerlo: 1) buscando situarla en la vivencia de la interdependencia moral; 2) siendo conscientes de que el ideal universal no es la independencia (a veces hay que asumir el decrecimiento en ella) sino la no dominación, se exprese como se exprese: paternalismo, manipulación, discriminación, exclusión, opresión, violencia.
  • Es importante vigilar en concreto las formas de dominación que generan dependencias evitables, como las causadas por: 1) una atención inadecuada a dependencias existentes que las agranda (p.e. paternalismo); 2) una falta de la atención debida que asienta lo que pudo ser transitorio (p.e. negligencias, abandono).
  • Estas conductas pueden situarse en las relaciones interpersonales, pero también pueden estar insertadas en las dinámicas organizacionales y sociales. Piénsese en la diferencia que hay entre una sociedad inclusiva en los diversos ámbitos sociales (educación, sanidad, trabajo, etc.) y una sociedad que excluye de ellos a las personas con dependencias. Las dinámicas de inclusión son dinámicas de realización ética de la interdependencia. Necesidad de alerta crítica constante para que no se den esas conductas en las organizaciones de Plena inclusión
  • En la interdependencia está presente el dar y recibir: en unas ocasiones nos corresponde más dar, en otras recibir. No hay que separar radicalmente ambos aspectos, algo que se percibe bien si se considera que no se dan y reciben solo bienes tangibles (p.e. ayuda a vestirse), sino también bienes intangibles (p.e. un abrazo de agradecimiento): con frecuencia, quien recibe, ya en el modo de recibir y sin pretenderlo, da. La cuantificación y monetarización del dar y recibir o no existen o son, “a este nivel”, de segundo orden (p.e. en la atención profesional).
  • La asimetría de la iniciativa en la atención que puede existir (p.e. entre profesional que atiende y persona atendida): 1) debe enmarcarse siempre en la simetría moral plena de la dignidad; 2) debe ser contemplada como porosa y flexible: el dar se abre al recibir y del recibir emana espontáneamente un dar; 3) debe generar situaciones en las que los ubicados en el rol del dar tengan el rol de recibir, y viceversa. La interdependencia está abierta a la reciprocidad compleja.
  • El ideal de independencia liberal, por el contrario, es cuantificar y monetarizar -comprar/vender los servicios en un contrato entre las partes- para que así “nadie deba nada a nadie”. En ciertos ámbitos es normal que domine (p.e. en el comercio), y en otros que tenga su lugar (p.e. en las profesiones del cuidado) pero sin pretenderlo generalizado y omniabarcante.
  • Quien tiene conciencia acogedora de la interdependencia acoge positivamente, según las circunstancias, tanto el dar como el recibir (con frecuencia, psicológicamente, más difícil que el dar), sabiendo además que en eso que tenemos y damos hay mucho de recibido. En definitiva, sabiendo que todas las personas damos y recibimos, lo que es importante para nuestra vida realizada.
  • La dinámica de interdependencia se realiza en múltiples realidades. Cabe destacar: 1) la de las relaciones intersubjetivas entre quienes conviven; 2) la implicada en muchas actividades profesionales (p.e. las de Plena) en las que la relación entre las partes es muy significativa; 3) a nivel global, la de la sociedad política organizada, expresada, por ejemplo, en el pago justo de los impuestos y su distribución por las autoridades políticas.
  • No solo se da interdependencia interhumana. La hay también, complejamente, con realidades no humanas y con la Naturaleza como tal (revelada, en negativo, en la crisis climática). Nuestra interdependencia tiene esta dimensión global, hoy amenazada, precisamente, por el afán de independencia posesiva-explotadora de los humanos frente a la Naturaleza (frente al dinamismo interdependiente del “nos cuida/la cuidamos” desde la conciencia de que somos parte de ella).
IV. ÉTICA DE LOS CUIDADOS COMO ÉTICA DE LA INTERDEPENDENCIA
  1. Consideraciones generales
  • Un ámbito en el que se expresa privilegiadamente la ética de la interdependencia es el de los cuidados, es su expresión como ética de los cuidados.
  • Debido a nuestra condición de fragilidad y vulnerabilidad, la apertura a ser cuidados, cuidadas, no solo a cuidarnos, es una constante de nuestra vida.
  • Se cuida bien cuando se cuida a la persona como tal, aunque formalmente se cuide lo afectado por su carencia, limitación o herida (p.e. ayudándole a asearse). La sola focalización en lo segundo supone des-cuidar, y puede llegar a ser mal-cuidar.
  • En los cuidados se hace claro que, aunque esté presente lo tangible, incluso medible en dinero, siempre hay dimensiones de gratuidad no mensurables que son decisivas, sobre todo en los cuidados sostenidos en el tiempo. Dotan de sentido a las rutinas cotidianas (es especialmente relevante en las que implican a personas con mayores necesidades de apoyos).
  • En el cuidar bien se constata muy bien el dinamismo de la interdependencia: 1) que la asimetría entre quien cuida y quien es cuidado, entre quien da y quien recibe, se asienta en la igual dignidad de las partes; 2) que quiebra la asimetría como dominio, a la vez que la hace porosa y flexible.
  1. La relación ética de cuidado
  • En ella, lo que es el dinamismo propio del cuidar está estimulado por la recepción del impacto interpelador de la persona necesitada de él, que alienta su compasión: a veces desde su petición expresa, otras desde su desnuda presencia (p.e. ante quien sufre una crisis de pánico que paraliza). Es el germen de la relación de cuidado.
  • En esa relación se da un dinamismo fecundo de receptividades y responsividades, en la confianza mutua y con disposición a afrontar las dificultades y cargas: escucha y cuidados ofrecidos se imbrican con la recepción de los cuidados y la colaboración. Siempre en el respeto a la dignidad de la otra persona y alentando la conciencia de la propia dignidad.
  • En la relación de cuidado, siempre pero decisivamente si es sostenida, alentando y afinando los actos, son decisivas las virtudes del cuidar bien (modos sostenidos de ser), como las de la escucha, la serenidad, la amabilidad, la gratitud, la paciencia, la constancia, etc.
  • Es importante que, desde la conciencia de la vivencia originaria de haber sido intensamente cuidadas (infancia, etc.), ampliemos e integremos ajustadamente según las circunstancias las vertientes del cuidado: ser cuidada, cuidar, cuidarme, cuidarnos.
  • Hay que ajustar lo que se va diciendo a los diversos marcos relacionales del cuidado: familiares, de amistad, profesionalizados. En todos tienen que funcionar los dinamismos no cuantificables de la gratuidad; en los últimos, articulándolos con lo contractual mensurable.
  1. Apunte sobre la justicia en el cuidar bien
  • Como sujetos de dignidad, todas las personas tenemos derecho a recibir los cuidados que necesitamos, en formas y modalidades que la respeten: derechos en el cuidar y en el ser cuidados. El apoyo a cuidados que potencian las capacidades de la persona cuidada es una de sus expresiones clave.
  • La justicia en el cuidar nos mete de lleno en la dimensión estructural de la ética de los cuidados, con la correspondiente responsabilidad de las instituciones sociales (como Plena Inclusión) y políticas, de acuerdo con su naturaleza y sus posibilidades.
  • Siempre tiene que estar alentada y orientada por el impacto interpelador compasivo de las personas que necesitan los cuidados, así como por la indignación moral (esto es, la que respeta la dignidad también de quienes la activan) ante quienes causan males que precisan cuidados. La justicia es entonces justicia compasiva.

ÉTICA DE LA INTERDEPENDENCIA

Congreso “EnClave de Ética”. Plena Inclusión, Oviedo 28 y 29 de septiembre de 2023. Xabier Etxeberria.

Agradezco los valiosos apoyos recibidos de Ana Carratalá y de Pedro del Río para la elaboración y exposición de esta ponencia.
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