Educación inclusiva y generación igualdad: campaña 25N #DiViolenciaCero

El día 25 de cada mes Plena inclusión visibiliza artículos y noticias que profundizan sobre la violencia contra las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo en estas realidades de abuso y violencia, e historia del  empoderamiento de las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo ante las mismas.

En este primer día 25 de 2020 compartimos dos artículos sobre la Educación inclusiva e igualdad de género escritos por Rosa Pérez Gil, responsable de Mujer, y Amalia San Román, responsable de Educación, ambas de Plena inclusión España.

 

Educación inclusiva y generación igualdad

Por: Rosa Pérez Gil

La escuela inclusiva es el espacio fértil en el que cultivar (sembrar, germinar, crecer y cosechar) transformación social hacia la sociedad que queremos. Una sociedad justa y solidaria, sí, pero además una sociedad decente y en paz, en la que todas las personas se sienten dignas, se sienten personas entre personas, viven y conviven así, y con oportunidades para vivir la vida que desean y eligen.

Educando a niñas y niños en igualdad, respeto, dignidad…, cultivamos entre todos una sociedad mejor, una sociedad transformada y decente. La cultivamos entre todos, porque la educación inclusiva implica e interpela a toda la comunidad educativa: a las y los alumnos, niñas y niños, jóvenes, a sus docentes y a sus madres y padres, a quienes legislan, a las organizaciones. ¿Quién no está en alguno o en varios de estos perfiles? ¡Estamos todos y todas!

Sin embargo, mientras la igualdad de oportunidades y la no-discriminación por género sigan siendo derechos a proteger, mientras la violencia contra las mujeres siga abriendo las noticias de los informativos, será imprescindible la enseñanza-aprendizaje en las aulas de los derechos humanos y de los valores de igualdad, respeto y dignidad de todas las personas, acompañando estos del ejemplo convencido y de la práctica diarios, para no entrar en incoherencias.

Es responsabilidad de todos prevenir que la escuela no sea el lugar en donde se inicia la violencia y el acoso de unos contra otros, sino el espacio donde aprender y experimentar la convivencia en paz, donde aprender a convivir y a dirimir los conflictos con el diálogo y la escucha, donde aprender a construir igualdad desde el respeto a la diversidad y la diferencia.

La educación inclusiva prepara a niñas y niños para una sociedad diversa, compleja.

 

La escuela como herramienta de transformación social

Por: Amalia San Román

La escuela es una herramienta de transformación social y tiene la función de resolver los desequilibrios que encontramos en nuestras sociedades y que empujan a determinados “colectivos” a itinerarios vitales paralelos e injustos (UNESCO, 2018),  Las personas con discapacidad y las mujeres son dos de estos grupos discriminados sobre los que se ejercen fuertes presiones excluyentes, y cuando ambas situaciones confluyen: ser mujer y tener discapacidad, la desventaja se cronifica.

Las mujeres y niñas con discapacidad sufren discriminación y violencia a lo largo y ancho del mundo, así como menores tasas de acceso a la educación y a la formación profesional, mayor abandono escolar, menores índices de acceso al empleo. Todo esto hace que tengan mayor dependencia familiar y por tanto menor autonomía a la hora de decidir y tener control sobre sus vidas.

Muchas mujeres y niñas con discapacidad son excluidas del sistema educativo por razones de género desde sus propias comunidades y entornos: los cuidados familiares y la falta de oportunidades laborales futuras son los motivos principales. Si nuestra sociedad generara las mismas oportunidades para ellas que para el resto, la escuela sería un motivador.

La educación inclusiva es un proyecto social que nos interpela, nos exige educar en el desarrollo de habilidades y valores, no sólo en el aprendizaje de contenidos académicos, y en principios como la igualdad, el respeto y el reconocimiento.

Si queremos que nuestra sociedad de mañana sea igualitaria, justa, diversa y crítica tenemos la tarea de ser capaces de enseñar en una escuela en la que niños y niñas, con todo tipo de diversidades, aprendan y se reconozcan como base del respeto y la equidad que se merecen. Sólo así seremos mañana mujeres y hombres libres.

 

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